4/29/2012
Intentaba recogerse los cabellos con el dedo índice dejando que el sol tostase su pálida tez. Los lunares adornabas sus clavículas mientras su respiración bailaba exasperada por sus pulmones. La marea conseguía bañar sus pies a la altura de los tobillos, pero su cabeza se encontraba totalmente inundada... Una vez más se encontraba vagando por el vació que provocaba buscar un poco de luz en el pasado.
Cerró los ojos por un instante dejando ver a trasluz las cavidades púrpuras totalmente huecas que adornabas sus pupilas.
Todo se volvió del revés y el olor a primavera y miel llegó inconscientemente: la sonrisa de medio lado, junto con aquella barba incipiente le produjo un escalofrío. La forma de sus manos, de sus dedos al desnudarla la hacía tiritar.
Acariciaba cada una de sus vértebras simulando el rasgueo aterciopelado de una Gibson Les Paul y la dejaba fundirse entre las sábanas.
Realmente estaba en lo cierto; él le dedicó cada uno de sus buenos momentos, reduciéndose al deseo de amarla por siempre, pero quizás aquella visión de futuro se teñía de niebla, difusa, quedando inerte.
Abrió los ojos de nuevo, corrompida por el pánico que le provocaban los recuerdos, pero respiró de nuevo tratando de atrapar el aire en aquella tormenta y sus ojos color caramelo se derritieron...
Sonrió instintivamente al imaginar a su pequeño príncipito rodeándo su cintura. Sí, aquel Romeo que había batallado incesante por ganar su corazón, trepando hacia peñascosas cumbres y los caminos borrascosos que el veleidoso camino les preparó. Él sabía que al final del camino Julieta lo esperaría, en realidad, lo habría esperado toda la vida.
La venda que le hacía vagar a ciegas haciéndole a menudo asestar con su espada algún golpe que habría herido a Julieta besó el suelo, y al sonido de un piano, la luz se concentraba en su alma abriéndole las puertas del corazón de la princesa, que titubeaba al pensar dar un paso en falso que le hiciese perder su valentía.
Sus ojos se encendieron de nuevo. Se encontraba al borde del abismo pero algo en ella se manifestó... Dos grandes alas la sujetaban, contemplando en lo prolijo del acantilado a Romeo. Ahí lo entendió todo... No importaban los rescoldos del pasado, porque siempre tendría que atravesar un infierno para poder volver a prender una llama en su interior.
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Qué bonito! Me ha encantado la última frase :)
ResponderEliminarHolaa, soy la autora del blog: dejaqueseenamorendetusonrisa.blogspot.com y quería decirte que lo he cambiado, y que ahora el link es: loquenotematatehacemascapulla.blogspot.com Espero que te gusten mis nuevas entradas ;)
Por cierto, si no es mucho pedir, ¿podrías cambiar en la sección "futuros escritores s.XXI" (título genial, por cierto) la dirección de mi blog? Así pondría "El error que jamás cometí" en vez de "Believe in your dreams".
Gracias por todo y sigue escribiendo! :3