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2/04/2015

Escepticamente toleraría una falta grave en ojos ajenos, pero no toleraría una fragilidad muerta mutua.

Ahí fuera continúa lloviendo, y aquí... Aquí nos limitamos a respirar congelado.
Una negación rotunda a un invierno quemado, a unas cenizas secas.
Será que se están enterrando nuestros pies bajo la promesa de un cielo encadenado.


Se escondió el sol detrás de las estrellas fugaces que alumbraban, por lo menos, el desinteresado deseo de abrazarnos.

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