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4/22/2011

En ese momento las pulsaciones se me disparaban. Era de esas veces en las que miras a tu alrededor y todo va lento, cómo en una película, dónde sabes que después de eso
pasará algo importante


Reí, y en aquel instante todo se aceleró. Se puso a treinta mil revoluciones por minuto.
Me apreté la camiseta con fuerza, queriendo gritar al unísono con toda aquella gente, pero no pude, estaba congelada.
Abrumada por el desconcierto y la alegría que aquel gesto suponía.


Pasaron los segundos; volví a la realidad. Me abracé a quien fuera que tuviese al lado (no lo recuerdo) y me llené de orgullo y coraje. Salí a la calle coreando el éxito. Mi arrogancia se impuso esa noche... Tanto, que eclipsaba a aquella luna llena que brillaba casi como si quisiera celebrarlo también.


Me tiré al suelo de la calle, ante la mirada de curiosos y aficcionados. Y entonces me dí cuenta que vale luchar, que vale creer, que vale admirar. Razones, tenemos todos, pero la mía, se tiñó de blanco aquella noche.

1 comentario:

  1. Dios!! BUENÍSIMO jajaja me encanta el color BLANCO!=P
    Lo has descrito genial ^^ me siento super identificada ;)
    Sigue así, y a ver si las próximas dos semanas tenemos la misma sensación!
    Un beso!

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