Un catorce de abril a las cinco de la madrugada... Aquella noche nos la pasamos cerrando bares, y cuando solo nos quedaba bebernos el alma decidimos invadir la playa.
Nos devoraba el frío pero nos conservaba caliente el deseo de quitarnos la ropa. Rejuvenecíamos a cada golpe de brisa helada y vi como tiritaba hasta la última de tus pestañas. Decidí apoyarme sobre las
Que bonito es cerrar bares en compañía! Hacerlo en soledad es un síntoma claro de debilidad
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